Arte Al Limite, Santiago de Chile, febrero 2011
Betsy Green
Paisajes de reencuentro
Hay momentos en los que la fotografía se convierte en un espacio reconfortante. Hay minutos en que buscamos transportarnos a una nueva realidad, o sencillamente recuperar lo perdido. Hay instancias en donde una imagen nos enseña el deleite de existir.
Elisa Fernandez, periodista.
La forma en que percibimos el mundo que nos rodea, su textura, impresiones, colores y evocaciones, ciertamente son sensaciones que se van convirtiendo en imágenes con las cuales logramos recrear nuestra historia. Es la experiencia de lo vivido, lo que finalmente nos define como seres humanos.
Para la artista norteamericana Betsy Green (Pittsburgh, USA), la fotografía se transforma en un recurso que permite extraer el núcleo esencial que compone la existencia.
Mediante la construcción de una composición sensible y profundamente emotiva, va creando iconografías que nos trasportan a escenarios mágicos, lugares casi teatrales que fusionan la realidad con la fantasía, territorios de notoria honestidad a través de los cuales nos deja indagar en su innovadora visión sensorial y artística.
“Mi trabajo en general, se basa en una reflexión sobre el mundo, en como yo lo percibo. Reintroduzco un eco del romanticismo visual del Siglo XIX, en donde la percepción de la realidad se combina con mi forma específica de trabajar. Mi obra tiene fuertes referencias que se vinculan con la historia de la fotografía, con la opción o tipología de cámaras, métodos artesanales de impresión y los temas seleccionados. En los últimos veinte años, he tenido la oportunidad de viajar y fotografiar excepcionales paisajes”.
Lo extraordinario de su propuesta, se acentúa específicamente en la forma en que entrelaza lo iconográfico con el viejo oficio o técnicas fotográficas del antaño. Resulta sobrecogedor encontrar instancias en donde el arte puede convertirse en el vínculo con el origen, con el nacimiento, y hacernos recordar que lo que aconteció en el pasado es sin duda parte cardinal de lo que constituye el presente. La memoria colectiva está inmersa y vive en los parajes ocultos de la mente.
“Cuando estaba estudiando, comencé a usar técnicas que incorporaban soluciones químicas en la fotografía. Empiezo con una imagen en blanco y negro, luego blanqueo un metal como la plata que se encuentra fuera de la impresión, y lo reemplazo con nuevos metales. Cada metal proporciona un color específico. Es un antiguo procedimiento que se inventó a finales del siglo diecinueve, cuando las personas se interesaban en explorar distintas maneras de producir fotografía en color. Metales como el oro, selenio, cobre y titanio, eran utilizados como sustitutos de la plata. El hierro se transforma en azul, el titanio en amarillo, el cobre en rojo y junto con el selenio hacen que la imagen tome un color café”.
Como una curiosa alquimista, la artista incursiona en multifacéticas pociones que pueden dar vida a una nueva fotografía. Las sabias voces del pasado le susurran al oído, los misteriosos y cautivadores secretos del arte pictórico.
El rescate desde la muerte
“Me fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente y sacarle la médula a la vida. Quise vivir profundamente y desechar todo aquello que no fuera vida… para no darme cuenta, en el momento de morir, que no había vivido”.
La cita del escritor y filósofo Henry David Thoreau, nos ofrece una posibilidad para poder comprender la importancia que tiene la naturaleza como escenario creativo para esta fotógrafa. Es un espacio sagrado que nos habla de lugares que han sobrevivido a la muerte, y que nos han acompañado a lo largo de la historia. Fotografías como “Arbor Chinensis” o “Bamboo Sea”, manifiestan un notorio posicionamiento de la madre tierra como elemento en donde el ser humano se reconoce a sí mismo.
“La naturaleza se convirtió en un paisaje contemplativo hace mucho tiempo. Desde el período del romanticismo, los paisajes han traspasado netamente los valores estéticos que se relacionan con la belleza o lo sublime. La sublimación siempre incluye elementos de peligro, de caos. Nos hace recordar que la naturaleza es más grandiosa que nosotros y por lo mismo no puede ser controlada. La belleza se relaciona con el orden. Tanto “Arbor Chinensis” como “Bamboo Sea”, son trabajos que realicé en China y que están enfocados en la filosofía oriental. Esta tradición artística milenaria pone énfasis en la grandeza que tiene la naturaleza sobre el hombre”.
Cada serie fotográfica es parte de un pequeño universo, y en cada uno de estos universos podemos encontrar una inmensidad de mensajes y narraciones visuales. La propuesta de Betsy Green está en constante movimiento. Es la sumatoria de experiencias que van creando un lenguaje iconográfico reconfortante, privado, y que a la vez puede expandirse a la mirada inquietante de quien busca un amparo emocional en la obra de arte.
“Una nueva serie usualmente nace del conjunto de numerosas experiencias. Hay momentos en los que me siento parte de un todo más grande; aquí el uno mismo se derrite en este inmenso cuadro. Me convierto en uno con el paisaje. Por ejemplo, cuando estaba fotografiando “Bamboo Sea”, me encontraba sobre una montaña cubierta de bamboo en donde el viento sopla a través de sus cuerpos, creando sonidos que se asemejan al de las olas en el mar. Fue en ese momento cuando me sentí parte de este gran todo. Esta experiencia es la que quiero transmitir con mis paisajes”.
La belleza de sus imágenes no sólo trasciende por su composición estética, sino que también por el contenido que reside en ellas. A primera vista este soporte conceptual deambula entre el pasado y el presente, la realidad y los sueños dejan de ser elementos disímiles, para poder reinterpretarse en un sólo bloque de creación cultural. El trabajo que se exhibe se asimila a un espejo pluridisciplinario, en donde se invita al espectador a que se introduzca en éste y emprenda su propio viaje de transición. Finalmente el sujeto que observa, es también un ente participante y que forma parte de las imágenes que dialogan ante su mirada. La fotografía, su luz, forma, color y lenguaje toman vida o verdaderamente es lanzada a la vida cuando el individuo es capaz de introducir su propia mente en las figuras que se asoman sobre lo iconográfico.
La propuesta de Betsy Green se basa principalmente en la elaboración de series, pero dichas series no tiene un punto de expiración, son eternamente infinitas y siempre existirá la posibilidad de encontrar una nueva historia para plasmar en la imagen.
“Espero la próxima aventura que me hará encontrar un árbol enigmático en algún lugar extremo del mundo, o la continuación de una investigación que me permita seguir construyendo diálogos entre la discusión sobre lo bello versus lo sublime. Mi trabajo busca aferrarse fuertemente a los orígenes de la fotografía”.
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